Algunas veces, cuando llegas a un destino sientes inmediatamente la conexión que tienes con el, como un presentimiento de lo mucho que te gustará el lugar y de lo triste que será dejarlo. Eso me paso a mi con Zürich. Desde el momento en que llegue supe que seria una de mis ciudades favoritas para toda la vida. No solo por lo bonitas y limpias que son sus calles, o sus puentes que bajo de ellos corren los lagos con agua súper cristalina o lo verde que son sus paisajes, es el sentimiento que se tiene al estar ahí, una tranquilidad inmensa de esas que te hacen recordar lo bonito que es estar vivo. 

Esta sin duda fue una de las mejores experiencias de mi vida y la que guardo con mas cariño en mi corazón. Como regalo de cumpleaños mi hermana me sorprendió con dos boletos para el cine al aire libre de Zürich, siempre me había imaginado lo bonito que seria ir a un lugar así porque en donde vivo no hay y de verdad que fue hermoso. Tuvimos una suerte impresionante porque la película que estaban pasando ese día era "JULIETA" una película española, así que nos quedo perfecto, no tuvimos que sufrir con el idioma (porque el idioma que hablan aquí es súper difícil).

Esta confitería es súper famosa en Zürich, si vienes aquí no te puedes ir sin probar una trufa o uno de sus postres miniatura. Yo como amo todos los postres en todas sus formas, me fue muy difícil elegir solo uno pero quede encantada con la tartaleta de frutos rojos que termine por escoger. 

Zürich es una ciudad donde un walking tour es sumamente necesario, puedes hacerlo tu mismo visitando el pintoresco casco antiguo, el barrio universitario (desde aquí se tiene una vista increíble de la ciudad) y la avenida Bahnoftrasse donde se concentran todas las tiendas más exclusivas. Una de las cosas que mas me gusto de hacer esta caminata es que había momentos en los que te encontrabas solo en las calles de la ciudad, como si la calle fuera solo tuya y todo taaaan tranquilo.